lunes, 6 de junio de 2011

Los saberes de mis estudiantes


Los saberes de mis estudiantes en el uso de las TIC y de Internet

Nuestros estudiantes están dominando el espacio cibernético a pasos agigantados. Hace tiempo que no es necesario ser un genio en matemáticas para operar equipo de cómputo y software de comunicación en la red. En estos momentos, es probable que quienes tienen acceso a una computadora con servicio de internet, pasen más tiempo frente a este equipo electrónico que a la televisión. La interacción a través de la pantalla, micrófono, cámara y altavoces parece ser que será el común denominador en poco tiempo.
Hace solo unos cuantos años, quizá dos o tres, que en nuestro centro escolar los estudiantes tienen acceso a la red. Ya desde sus años de educación primaria, existían computadoras en sus escuelas y en los llamados “café internet”. Cada vez se observan menos jóvenes en los centros de juegos electrónicos y más en los sitios de renta de espacio electrónico y computadoras y en sus propios hogares, solitarios, participando en alguna plataforma de videojuego con algunas otras personas a cientos o miles de kilómetros de distancia, por horas y horas.
Es entonces que la interactividad interviene en la escena. El atractivo ambiente dinámico, colorido y rico en sonidos, posible de dominar, ergonómico y que responde a nuestros “comandos” es pues la prioridad de muchos de nuestros estudiantes. Siempre hay una reacción a alguna acción que se ejecute en este ambiente. La exploración de la red es muy importante para los estudiantes; sin embargo, consideran de mayor relevancia la interactividad a través de las redes sociales. El favorito parece ser Facebook, sitio casi exclusivamente de interacción social virtual. Le sigue en importancia Tweeter, sitio muy parecido al anterior; pero más ligero, como para usarlo con los celulares. Todos tienen una o varias cuentas de correo electrónico en una compañía de servicios de manejo de datos electrónicos y comunicaciones, o en varias. Pertenecen a alguno o varios foros y blogs. Coleccionan grandes cantidades de bitios de video, música e información variada en los almacenes electrónicos, llamados repositorios.
Mientras los estudiantes utilizan la red principalmente para interactuar, algunos de nosotros, maestros en transición, la utilizamos con un esquema de periódico, por secciones, alejados de la interactividad. De ahí la oportunidad de usar los recursos que las TIC nos ofrecen, para diseñar sitios electrónicos donde interactúen con fuentes confiables, revisadas, para lograr saberes a través del desarrollo de sus habilidades.
Entonces, aprovechando su hambre de saber y de aplicar lo que saben, tomamos los espacios que se han creado para las actividades de enseñanza y de aprendizaje, como repositorios, blogs, correos electrónicos, foros, webquests, etc., con su participación.
La tarea fue que encontraran sitios adecuados para ellos, donde aprender a hacer un stand o cubículo de demostración, para la materia de inglés a las visitas que se reciben en la escuela, cuando se abre a la comunidad. Asimismo, deberían encontrar sitios donde revisaran contenidos de inglés, para aprender el tiempo futuro de esa lengua. Luego de revisar y acordar los materiales, surgió el webquest “diseñando un cubículo de demostración” (http://zunal.com/webquest.php?w=101674), experiencia por demás enriquecedora y, sorprendentemente, apreciada por los alumnos.

Mi confrontación con la docencia


Entre la docencia y mi profesión.

Cuando inicié mi carrera profesional en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua, nos decía nuestro maestro tutor, que a la sazón era el maestro de la cátedra de anatomía humana, (una de las materias más áridas y difíciles para un estudiante de nuevo ingreso), que el médico era educado en la institución para ejercer la profesión, para abocarse a la investigación o para dedicarse a la enseñanza. La última parte no me la creí. ¿Enseñanza? ¿Tanto estudiar y prepararse, para terminar enseñando? El trato cotidiano con los maestros durante todos mis años de escuela los puso ahí en mi medio, como algo natural. Podría apostar que estaban ahí por gusto, por hobbie. Como algo que estaba ahí para mí, a mi alcance.
En aquel entonces pensaba que para dedicarse a la enseñanza, se debía estudiar y prepararse para eso. Ya había olvidado que en la preparatoria, la mayoría de mis maestros fueron al principio y algunos seguían siendo, ingenieros, médicos, sacerdotes, funcionarios públicos, abogados, literatos, músicos. También en ese momento, en la facultad, pasé por alto que el maestro frente a mí era un famoso médico, admirado especialista y administrador de un gran hospital.
Aún pienso que para dedicarse a la enseñanza, se requiere estudiar y prepararse para eso. Que las circunstancias y la carencia de maestros de educación media superior me haya puesto en este camino, no me excusa de estudiar y prepararme.
Al terminar la carrera en la facultad, dediqué todo mi tiempo al ejercicio de la profesión por 24 años, durante los cuales y a la par, tomé innumerables cursos de actualización, inglés, informática, diplomados de especialización y una maestría. Asimismo, de manera intermitente y casi desde el inicio, participé en labores docentes en diversas instituciones de nivel técnico terminal, medio superior y universitario. Desde hace más de cuatro años, me dedico de lleno a la enseñanza media superior y ejerzo mi profesión original de manera esporádica.
Llego a mi actividad actual, al aceptar de un amigo maestro, ocupar sus horas de inglés en el colegio, para dedicarse él, a la enseñanza de la química en la misma institución. De tiempo completo. Cuando inicié con tantas horas-clase como las que debía impartir, me vi inmerso en la actividad de la enseñanza de manera intensiva. Jamás he pensado volver a ejercer mi profesión de nueva cuenta cotidiana y permanentemente. Solo de vez en cuando, acepto algún trabajo de asesoría de alta especialidad en alguna empresa.
Actualmente imparto las materias de inglés básico, biología, temas selectos de ciencias de la salud y de capacitación de nutrición, en la extensión Guadalupe del plantel 6, del Colegio de Bachilleres del estado de Chihuahua


El sentido de un día de trabajo.

Ser un docente, es tener un lugar especial dentro de la comunidad. Ocupar ese lugar especial, conlleva responsabilidades y obligaciones. La característica más delicada para un docente que realiza su práctica cotidiana en el nivel medio superior, es el representar un modelo para nuestros estudiantes. Ahora mismo estoy recordando a varios de mis maestros de la preparatoria y, precisamente, extraigo de mi memoria las ideas que surgieron de las comparaciones y contrastes en la relación con ellos. Quiero ser tan sabio como mi maestro de filosofía; quiero saber tanto como mi maestra de literatura; quisiera tener el dominio de las matemáticas como mi maestro de cuarto semestre; son algunas de las frases e ideas que compartíamos con nuestros compañeros. Y a veces también agregábamos deseos tales, como el tener un automóvil como el del maestro de historia o vestirse como el maestro de inglés.
Ser un docente es la oportunidad de participar en el desarrollo integral de los alumnos. Esa labor requiere conocer lo más profundamente posible, sus características de desarrollo socio-afectivo, físico y psicológico. Asimismo, sus preferencias, modas y tendencias. Su lenguaje y respuestas a la interrelación entre ellos y con nosotros.
Ser docente es la circunstancia que nos permite adentrarnos en el vasto universo de los saberes, solo para ser testigo como nuestros alumnos van adquiriendo, de manera variada y distinta entre ellos, los conocimientos de la materia. Testificamos muchas veces con satisfacción, la adquisición y el aprendizaje de contenidos por parte de los alumnos. A veces vemos con insatisfacción, los obstáculos tan serios que tienen algunos de ellos, les dificultan y, en ocasiones, les impiden el aprendizaje; obstáculos que van de impedimentos físicos, psicológicos y afectivos, hasta económicos y de ambiente familiar adverso.
Ser docente es comprometerse a cumplir con procedimientos, normas y acuerdos de instituciones donde prestamos nuestros servicios. Algunas veces reacios de algún ordenamiento; pero siempre con la intención de participar en la relación alumno-maestro, durante los momentos irrepetibles que significan una hora de clase.
Ser docente requiere la participación activa y de mejora continua al operar los sistemas, métodos y estrategias de enseñanza y supervisar las actividades de aprendizaje. Debemos agregar a lo anterior, la participación constante de la evaluación y calificación de tales actividades, tareas que requieren el ejercicio de una gran responsabilidad y de un aprendizaje continuo.
Ser docente es trabajar en lo que nos gusta. Los docentes que fortuitamente ingresamos a medio o quienes egresaron de las universidades y escuelas de pedagogía, de ciencias de la educación o de enseñanza, que no permanezcan laborando en alguna institución educativa por más de uno o dos semestres, es un docente que no le tomó gusto a sus labores.
Ser docentes es querer abrir la mente de nuestros alumnos al mundo, al universo. Es querer dotarlos de habilidades del conocimiento, para que realicen sus aspiraciones. Es atreverse a adentrarlos en el camino del aprendizaje.